La vida, como la conocemos hasta ahora, es un sistema complejo que empezó a manifestarse muy poco tiempo después de la formación de la Tierra. El planeta se formó hace 4,500 millones de años siendo, en sus inicios más remotos, una bola ígnea abrasadora de miles de grados centígrados. En los primeros 150 a 200 millones de años ya el enfriamiento original había disminuido, lo cual permitió u originó, el comienzo de la formación de la corteza terrestre primigenia. Alrededor de los primeros 500 a 600 millones de años de su existencia, ya se habían formado los mas remotos y ancestrales sistemas vivos, las cianobacterias, de las cuales todavía tenemos evidencia fósil, que son conocidos como estromatolitos. La evolución de los sistemas vivos se mantuvo de manera unicelular, asombrosamente, durante alrededor de, nada más y nada menos que, 3.500 Millones de años. De pronto y sin que nadie sepa a ciencia cierta la razón o el por qué, hace apenas entre 580 y 540 millones de años, aconteció lo que se conoce como – Explosión Cámbrica – época durante la cual todo el planeta se lleno de organismos pluricelulares. Fue después de este período tan cercano, abordado desde una perspectiva geológica, que la evolución de los seres vivos pluricelulares, siguiendo entre otras las leyes neodarwinistas de la evolución, aumentaron su nivel de complejidad a niveles inimaginables y se pudo dar el paso a la posibilidad del surgimiento de una nueva especie, la especie homo, dentro de la cual se dieron las condiciones para la aparición en el planeta de los seres humanos y, al decir esto, inexorablemente nos referimos a la mente humana.
La aparición de lo que denominamos – mente – o, más específicamente, mente humana, es un acontecimiento único en el universo conocido (hasta ahora) pero, más que eso, asombrosamente, dentro de los millones de millones de especies que han habitado o habitan en el planeta, tan solo una, una sola, alcanzó la herramienta más idónea para la evolución: la capacidad de analizar, razonar, deducir y comprender. Herramienta evolutiva de un poder tan enorme que ha permitido que, como especie, dominemos e, incluso, hayamos cambiado a todo el planeta que nos sirve de hogar.
¿Por qué? ¿Por qué una sola especie dentro de los millones y millones que han existido fue la única que pudo lograr esto? Esta es una pregunta a la que, una vez más, la ciencia no tiene respuesta.
A este maravilloso, misterioso, asombroso e inverosímil proceso y a su culminación con la aparición de la – mente humana – es a lo que denominamos la TERCERA SINGULARIDAD.